El cuerpo desafío
me dicen que soy una persona con mucho mundo interior y yo digo
que sí,
tengo mucha ropa interior.
Estoy demorada en un pensamiento que me da cosquillas. Hubo
un cuasi empate entre ropa interior y chances are. Quisiera hablar entonces del
cuerpo que no teme, el cuerpo desafío, el cuerpo que se atreve.
Tengo cuatro cajones con ropa interior y me encanta. Es real
que debería desprenderme de algunas cosas pero lo cierto es que les guardo
cariño: esos pedacitos de tela están cargados de historia, de victorias que
jamás se repiten de la misma manera. Hay conjuntos llenos de expectativas pero
pobrecitos no consiguen ingresar al top ten -pienso en Toy Story en este
momento-; por eso siguen ahí en el cajón, merecen una tercer o cuarta vuelta,
confío que un día van a ser protagonistas.
Si pensamos la ropa interior únicamente para un encuentro
sexual, al amante poco le importa lo que construimos detrás de un vestido, de
hecho la mayoría de las veces ni se ve. El goce de lo que llevamos puesto es
más bien personal, el mundo interior siempre es personal. A raíz de un sueño pesadilla que tuve
hace una semana, confesé como nueve veces mi condición de narcisista. ¿Por qué
no habría de serlo? Todos los días hay que darse la oportunidad de gustarse y mucho, ser
cuerpo desafío. Estoy cansada de las venas tibias "ya no soy la sangre que te corre por esas venas tibias", he dicho.
Les propongo en el ante último mes del año, mes escorpio y mi aniversario, reconocerse cual
espejo y darse otra oportunidad, no importa para qué o en qué, lo importante es
vencer al fantasma, atravesar las sábanas blancas, mancharlas, hacerlas un lío
y tirarlas de la cama. Basta de dormir sobre el acolchado. Chances are es mi canción preferida de Bob Marley, hoy la canto en mi cama que da
al jardín, en mi cama donde en días lluviosos la bandera se alza a media asta
porque todavía no decretaron abandonar la rutina ordinaria y construir una bajo
agua.
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| Narcisos de Londres - Marzo 2019 |



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