Vestirse de rojo
Acaríñame
Estoy escribiendo una lista de palabras sobre las que quisiera hablar en este lunes de primavera y no me estaría alcanzando el papel. Así que voy a ser lo más espontánea posible y trataré de hilar varias cosas en la publicación, espero no decepcionar a mi amigo hermoso.
Creo que el primer paso es abandonar la estructura que se acomodó en mi cuerpo por varios años cuando vos y yo sabemos que lo mío es circular, siempre fue circular, con cortes irregulares, zonas prendidas fuego y picos montañosos que saben a río. Es así que volvió Chambao, el rojo en los labios, los sueños extraños, el mar dormido que no es tal... y otras cosas más.
Todavía no sé qué significa Escorpio, entiendo que es desenfreno porque me siento incómoda cada vez que debo contenerme ¿Cómo se vive de a poquito? ¿Será cuestión de confiar en el universo? Quizá haya que fraccionar el quilombito que llevo puesto para hacerme entender y asustarte menos, te casi prometo que vestir de este color no lastima ni te vuelve tan loco.
A principios del 2016 viajé por primera vez a Roma -ciudad mágicamente híbrida, querida y llena de memorias-donde casi todas las mujeres usan maquillaje. Ya en Buenos Aires, un día volviendo a casa entré a una perfumería de Ramos y me probé un Puppa lipstick mate n°50. A partir de esa tarde noche pinté mi boca de rojo por dos años seguidos sin parar, sí, todos los días de rojo. La semana pasada me pinté otra vez de rojo y fue un flash cómo cambia la vida, es otra cosa. De chica andaba siempre con un labial en la mano, me pintaba sin verme, me pintaba un labio de cada color, hacía mezclas y a veces hasta me ponía gibré encima. Supongo que siempre llamó mi atención la partecita del cuerpo que habla, come, besa y tantas cosas más.
El fin de semana me llenó de recuerdos, recuerdos como ése por ejemplo. Los recuerdos se construyen en el tiempo, existen algunos que se sienten tan vivos como un corte en la pierna después de revolcarse en los pastizales de Cachi y hay otros que ya ni se sienten o preferimos no sentir "La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos y es gracias a ese artificio que logramos sobrellevar el pasado" diría Gabo. Pero qué difícil cuando confundimos un desinterés pasado con una sensación de desinterés presente, ahí habitan los fantasmas, retomando la conversación de hace unos días con otro amigo hermoso.
Está sonando Soy pan, soy paz, soy más y me retumba en todo el cuerpo, me retumba con una gracia que se siente tan bien, este año fuimos UNA con esa canción. Así que despliego mis alas y bailo en la habitación jardín, en la habitación donde se vive el deseo tan fuerte que todas las plantas me están mirando porque saben que yo ya lo sé. Lo sé, aunque no lo quiera admitir.
El fin de semana me llenó de recuerdos, recuerdos como ése por ejemplo. Los recuerdos se construyen en el tiempo, existen algunos que se sienten tan vivos como un corte en la pierna después de revolcarse en los pastizales de Cachi y hay otros que ya ni se sienten o preferimos no sentir "La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos y es gracias a ese artificio que logramos sobrellevar el pasado" diría Gabo. Pero qué difícil cuando confundimos un desinterés pasado con una sensación de desinterés presente, ahí habitan los fantasmas, retomando la conversación de hace unos días con otro amigo hermoso.
Está sonando Soy pan, soy paz, soy más y me retumba en todo el cuerpo, me retumba con una gracia que se siente tan bien, este año fuimos UNA con esa canción. Así que despliego mis alas y bailo en la habitación jardín, en la habitación donde se vive el deseo tan fuerte que todas las plantas me están mirando porque saben que yo ya lo sé. Lo sé, aunque no lo quiera admitir.
| Amapolas de Roma - 2017 |


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