El verano toca a la puerta
y tus piernas cada vez más largas
saben que no puedo volver atrás
la ciudad se nos mea de risa, nena.
Seru Giran
El verano es caluroso, se aproxima el aliento de fuego a Buenos Aires. Hola sol intenso: quisiera recibirte en otra geografía pero las condiciones son estas, me vas a venir bien de todas formas. Siento que no me preparé lo suficiente para vos, pero bueno, tenemos todo el mes. Estuve tan eufórica por la primavera que ahora me cuesta asimilar que esto va a arder y fuerte.
Me gusta prepararme, (...) si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres diría el zorro en El Principito. Es lindo tener ritos propios o "ritualitos" (así dice Marta Gómez), le dan una porción de autenticidad a lo que hacemos; ello no implica ser menos espontáneos, creo que implica ser menos autómatas. Me gusta pensar que todos en la intimidad estamos llenos de estos bellos momentos, diversos si los hay... Dejar entrar a un agente extraño a ese universo inmenso implica un gajo de confianza, las mandarinas suelen tener entre nueve y diez gajos ¿Será cuestión de comerse toda la fruta?
Ayer fue hermoso. Después de unas semanas de guerra y tormenta eléctrica en y con mi cuerpo, sin pensarlo ni planificarlo, hice algo específico que me devolvió a mí. A veces cuando estoy harta de huracán digo Mi conmigo, respiro hondo y ya; pero otras veces no, no alcanza con la frase y respirar. Creo que para sobrellevar toda esta gran cosa que es la ciudad y la vida misma es imprescindible vivir los "ritualitos", vivirlos a solas, vivirlos en compañía, vivirlos al fin.
Basta de correr o de correr tanto, hace dos años dije conejo fui ayer, hoy nunca más. En ese momento padecía de varias cosas y entre ellas, noches infestadas de pesadillas al estilo más oscuro de Alicia en el país de las maravillas, a tal punto que prefería no dormir. Por si alguien no recuerda, en Alicia, el conejo siempre tiene prisa, corre porque piensa que llega tarde y lleva todo el tiempo un reloj grandote en la mano. Olvidémonos de ese mundillo enroscado que conduce a la nada misma.
Basta de correr o de correr tanto, hace dos años dije conejo fui ayer, hoy nunca más. En ese momento padecía de varias cosas y entre ellas, noches infestadas de pesadillas al estilo más oscuro de Alicia en el país de las maravillas, a tal punto que prefería no dormir. Por si alguien no recuerda, en Alicia, el conejo siempre tiene prisa, corre porque piensa que llega tarde y lleva todo el tiempo un reloj grandote en la mano. Olvidémonos de ese mundillo enroscado que conduce a la nada misma.
Hoy les propongo volver al cuerpo sincero, volver a casa,
y desde ahí, desplegar las alas.
y desde ahí, desplegar las alas.
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| Verano en los Cocos con mi hermana Clara |



Un placer leerte
ResponderBorrarMe alegro que disfrutes la lectura. Te espero en la próxima publicación.
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