Sueño azul


No estés solo en esta lluvia

no te entregues por favor.

Si debés ser fuerte en estos tiempos
para resistir la decepción
y quedar abierto, mente y alma,
yo estoy con vos

Serú Girán





Vísperas de Noche Buena y los lectores me piden que hable sobre "el miedo", algunos muy pocos quisieron "besos" y eso que termina el año y empieza el verano ¿Será que vivimos con más miedos que con besos? Como buena complaciente que soy, voy a hacer un mix porque es Navidad y en Navidad nadie debería quedar afuera.
La semana pasada me di cuenta que soy una persona llena de preguntas, camino mucho, viajo, pienso y me hago preguntas sin parar, una tras otra. Para algunas quisiera respuesta, otras son leitmotiv, las necesito para vivir. Entre signos de interrogación estoy yo. Diciembre implica reconocerse fuerte para no olvidar quiénes fuimos, quiénes somos y quiénes queremos ser. Es una época simbólica para empezar de nuevo, para enmendar lo que todavía no está roto, para darse otra oportunidad.

Ahora debería empezar a hablar del miedo, si es real, si es una sensación superficial, si es instinto de supervivencia, si con gritos y rejas se le puede combatir. El miedo sólo sirve para perderlo todo, así dijo Belgrano y yo estuve muy de acuerdo cuando lo leí a los dieciséis. De tanto querer no tener miedo, me he vuelto un poco kamikaze a lo largo de los años y lo preocupante es que no me arrepiento, o no del todo.
Hoy podría decir que es bueno sentir un poco de miedo, es saludable. Significa que lo que sea que está ocurriendo, importa, no da igual, le aporta a nuestra existencia un grado de sensibilidad. Los miedos se pueden volver monstruos ciegos, hay que tomarlos del cuello hasta ahogarlos en un recipiente lleno de saliva, porque no importa cuán terrible sea el peligro que percibamos, adentro de cada cuerpo vive una fiera capaz de aniquilar lo que sea. A veces me pregunto cuál será ese gran miedo que no me atrevo a sentir o si seré asesina de los monstruos del día a día.
Es desgastante combatir este rollo, la pregunta sería ¿Debo temer?

Hace unos días, nadando entre interrogantes, vino a mi cabeza una frase que dije hace mucho mucho tiempo, era algo así como en un beso yo me siento inmortal. No recuerdo ni a quién se lo dije, sí que  fue hace tiempo y sí que fue verdad. Este año, hablando con mi amigo hermoso confesé besar es algo muy personal, hay que tener cuidado a quien besamos porque después hay que hacerse cargo si el beso se siente en el resto del cuerpo. Podemos tener miedo a sentir, a que se sienta bien.
Besar no es para cobardes y he aquí mi deseo navideño para toda la audiencia: vayan a por besos, dejen que caigan los miedos. Es mucho más divertido aniquilar al monstruo de a dos. 



José Ignacio, Uruguay 2017




Sueño azul


Y si pudiera vivir de nuevo,
no renacer 
sino vivir de nuevo.

Apetito de escorpiones de esperanza
peligro, sin anunciarte aconteces.
Quiero escorpiones, cangrejos
lo deseo todo.

Que broten de las rejillas 
y persigan mis piernas sin vueltas.
¿Cómo duermes por las noches?
¿Aún duermes?

Huracanes de besos escandalosos
tormentón en la cama sin sábanas.
Los susurros me despiertan, 
pellizcan mis piernas tersas.

Quiero escorpiones, cangrejos
lo deseo todo.




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