Todos los días un poco
Si no me llamas como hace la flor, te iré olvidando todos los días un poco.
León Gieco
El sábado pasé por la casa de calle Pueyrredón que tiene el jardín en mitad del asfalto, el jardín que los autos deben esquivar para no llevárselo puesto. Hacía meses que no pasaba caminando por ahí, me dieron ganas de hablar de los límites y de un montón de cosas más... ¡Gracias vegetación libre que crecés en pleno corazón de Lomas del Mirador!
Hay un tema que resonó fuerte en mi cuerpo después de la reunión de cátedra que tuve ese mismo sábado. En hora y media de viaje desde Belgrano a casa, pensé en cómo los varones han construido un vocabulario concreto, hasta ayer naturalizado, para referirse a las mujeres. Inevitablemente pensé en mí, la sensación de asco por todas esas voces desconocidas pronunciándome sin pronunciar Belén, una seguidilla de sucesos perturbadores que tuve que frenar. Así que recurrí al protocolo de defensa que tenía a mano, a las voces sí conocidas que habitan en mi cabeza capaces de contaminar ese pensamiento y permitirme salir ilesa. Recordé palabras como país, bella y hermosa, Afrodita, sirena, pechos de miel, guerrera, río, vacaciones, primavera, magia...
A veces me pregunto si todo eso y mucho más fue real, si lo es, o son sílabas que carecerán de contenido con el tiempo, sílabas que ya no serán pronunciadas por una voz que reconozca. Ya saben que le doy importancia al recuerdo -eso no me impide mirar hacia adelante- porque sé que los actos me construyen e incluso motivan a vivir más. Cuando hice Ciclo erótico en 2017 partí de la premisa de que el deseo nos mueve sensaciones antiguas y es a partir de ese recuerdo, que la cabeza se activa como así también puntos específicos del cuerpo.
Quizá los límites tengan que ver con esto, lo que hacemos por nosotros mismos, lo que nos atrevemos a ser, lo que representamos o significamos para un otro. Ojalá seamos lo suficientemente valientes para traspasar los límites en todas las direcciones posibles, ojalá conquistemos la libertad.
A veces me pregunto si todo eso y mucho más fue real, si lo es, o son sílabas que carecerán de contenido con el tiempo, sílabas que ya no serán pronunciadas por una voz que reconozca. Ya saben que le doy importancia al recuerdo -eso no me impide mirar hacia adelante- porque sé que los actos me construyen e incluso motivan a vivir más. Cuando hice Ciclo erótico en 2017 partí de la premisa de que el deseo nos mueve sensaciones antiguas y es a partir de ese recuerdo, que la cabeza se activa como así también puntos específicos del cuerpo.
Quizá los límites tengan que ver con esto, lo que hacemos por nosotros mismos, lo que nos atrevemos a ser, lo que representamos o significamos para un otro. Ojalá seamos lo suficientemente valientes para traspasar los límites en todas las direcciones posibles, ojalá conquistemos la libertad.
| Raíces del Olivo de mi jardín |


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