No quiero ser la más linda, quiero ser libre.



Si todo el mundo vive haciéndonos la guerra,

yo necesito amor que me des tu paz,

necesito arrancar todo lo que me hiera,

necesito amor, necesito más, más libertad...



Celeste Carballo




En este contexto político perverso, a veces creo que debería escribir sobre la pobreza intelectual, lo que pasa en Venezuela, las cosas que suceden en Irak, que lo haya visto a Trump actuando en Sex and the City. No sé, quizá sea conveniente hablar sobre la corrupción organizada en Argentina, describir el fanatismo personalista, la indiferencia social, poner en evidencia la hipocresía en defender un tablero de ajedrez que desconocemos... ¿Should I? 
Quizá si yo hablara desde ahí enriquecería mi imagen de mujer romántica del siglo XVIII, incluso la actualizaría y hasta me olvidaría un rato del "Llévame en un beso" wish. Sin embargo, sigo escribiendo sobre la libertad, porque la libertad nos pertenece y pienso que jamás nunca debemos dejar que ningún color político ni mandato social tiña la realidad al punto tal, que nos resulte desconocido nuestro propio color. Sigo defendiendo la libertad.
El sentimiento es más fuerte que cualquier forma del pensamiento porque nace en la sangre, lo que no resisto es la conciencia, es la abuela que regula el mundo, diría Spinetta. Estoy llena de prejuicios desde antes de nacer, quisiera ser Pedro Salinas y construir un universo donde sólo existan los pronombres. No sé vos, pero a mí me dan ganas de "darle una patada al balde" y empezar otra vez.  Serán no del jueves sino del nuevo año esas "ganas de vivir más y mejor". Quisiera decirte con total libertad "dejame jugar con vos" porque es horrible la sensación de perder contra una misma, porque los protocolos para construir vínculos a veces apestan. 

No me quiero escapar de mi color, vivir no debería ser una amenaza. Me encantaría compartir la paleta, eso sí. 


en el anfiteatro de Cafayate, 2014. 






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