Llegar al sol
Ha terminado
la hora de la ceniza para mi corazón.
Roque Dalton
(Fragmento de Y sin embargo, amor)
(Fragmento de Y sin embargo, amor)
Ya habrá tiempo para penar, hoy no es el día de lamentarse por las cosas que no sucedieron, ya no lo es. El universo es inmenso y todo, absolutamente todo, está a punto de suceder. Mi amiga hermosa arcana me dijo que hasta el 4 de abril de 2020 le puedo pedir cosas al cielo (es posible que solicite prórroga viniendo de mí). Será cuestión de reunir todas las magias, apoyarlas sobre la mano izquierda y soplar fuerte, llegar al sol.
La semana pasada recordé los deseos que lancé al aire antes que comience la primavera veinte diecinueve -después de cuatro meses tomé conciencia de lo que había pedido-. Las palabras organizadas en renglones imaginarios quizá sean esas cartas en botellas de vidrio que naufragan kilómetros hasta encontrar hogar. Habrá que ser cuidadosos con los mensajes que escribimos, esos anhelos que corren por las venitas de nuestro cuerpo pueden volverse peligrosos, pueden tomar forma, adoptar un cuerpo, abrir la boca e incluso decir "Hola".
Traigo al presente aquella publicación que escribí en diciembre sobre el miedo y los besos, eso de hacerse cargo si el beso se siente bien, porque lo mismo debería suceder cuando se cumple un deseo. Primero hay que reconocer el deseo, admito que a veces es difícil porque estamos mal acostumbrados a la literalidad, queremos una perfección que no existe. Marilyn dijo que la imperfección es belleza, creo que cuando nos empieza a latir fuerte el pecho por esa belleza abstracta, tomamos conciencia que el deseo se cumplió, de una forma extraña pero se cumplió. Me hizo acordar a la película Bajo el sol de Toscana; quién pudiera estar destruida y volver a la vida en la campiña italiana, entre medio de vino, aceitunas y una casa que rebalsa de agua.
Voy a abrir mi puño y miraré con detenimiento cada guía que me trajo a este punto de una nueva partida, lo volveré a cerrar y haré ese gesto de fuego artificial que me gusta tanto.
Espero llegar al sol.
Traigo al presente aquella publicación que escribí en diciembre sobre el miedo y los besos, eso de hacerse cargo si el beso se siente bien, porque lo mismo debería suceder cuando se cumple un deseo. Primero hay que reconocer el deseo, admito que a veces es difícil porque estamos mal acostumbrados a la literalidad, queremos una perfección que no existe. Marilyn dijo que la imperfección es belleza, creo que cuando nos empieza a latir fuerte el pecho por esa belleza abstracta, tomamos conciencia que el deseo se cumplió, de una forma extraña pero se cumplió. Me hizo acordar a la película Bajo el sol de Toscana; quién pudiera estar destruida y volver a la vida en la campiña italiana, entre medio de vino, aceitunas y una casa que rebalsa de agua.
Voy a abrir mi puño y miraré con detenimiento cada guía que me trajo a este punto de una nueva partida, lo volveré a cerrar y haré ese gesto de fuego artificial que me gusta tanto.
Espero llegar al sol.


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