Las apariencias engañan

(...) creo que nadie puede dar una respuesta
ni decir qué puerta hay que tocar.

Litto Nebbia




Las apariencias engañan, no es nada nuevo. Mi bisabuela seguro lo decía mucho, sólo que a veces no le prestaba atención. Mi bisabuela era una persona con perfume a rosa y así era. No conocí a otra mujer como ella, de piel suave, ese perfume impresionante y llena de espinas para decirte algunas cosas. 
El punto es que sigo pensando en las primeras impresiones y en cómo es posible fingir una fantasía tan real pero que después no se sostiene en la cotidianidad. ¿Será que las máscaras son evidentemente poderosas? Hay alguien que se está tomando muy en serio esto que escribo y me asusta un poco. Creo que como la películas, yo tomo de la realidad, la realidad no me toma a mí ¡Dejá de ser tan egocéntrica Belén!
El desconcierto crece día a día y veo cómo mi mundo se transforma en otra cosa, cómo me transformo para vivir en ese mundo; porque ya no me sirve ser como soy para llegar a donde quiero,  para vivir bien, es hora de mutar. Quizá sea cuestión de ponerme una máscara bonita, abrir el ropero y decidir si necesito zapatillas para correr o si esta vez es mejor caminar descalza. 
Estaba escuchando una canción sobre bailar horizontal y me dieron unas ganitas... Ay ay ay ¿Será que doy miedo? Me llegan declaraciones extrañas del otro lado del charco y de este lado, nada. Tengo una carta sin responder y es preferible que no lo haga me parece, ya no sé qué es sano en este mambo neurasténico. Quisiera un poco de amor, no es nada nuevo bajo el sol, como las apariencias que te engañan. Esas apariencias que te hacen pensar que detrás de una sonrisa existen ganas de vivir, de compartir con vos y no; la boca adopta ese gesto -que tiene toda la pinta de ser cobarde- para decirte por centésima vez: -No. 



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