Fantasías eróticas en noches de insomnio

cuarentena ; escrito III
Like a flower waiting to bloom
like a light bulb in a dark room.
I'm just sittin' here waiting for you
to come on home and turn me on.

Norah Jones





El título de esta publicación es el más largo desde que retomé con el Blog, es largo como la cuarentena. Estoy escribiendo sentada en la mesa de la cocina, puse Orgullo y Prejuicio e hice budín de limón. Por la ventana veo las dos rosas rojas del jardín y las envidio tanto, las envidio incluso más que a los vecinos haciendo resonar su cama contra la pared de mi habitación... Mr. Darcy le pregunta a Elizabeth Bennet si la puede llevar hasta la taberna y ella responde con seguridad: -¡No! Es que prefiero caminar. Ver esta película es husmear por la cerradura, por la cerradura que comparto con mi hermana Clara.
Hace noches que me cuesta cerrar los ojos, vivo más de madrugada que de día. Supongo que no puedo dormir porque no quiero caminar entre pesadillas. El inconsciente colectivo me dirá que es el encierro, la imposibilidad de caminar la ciudad, la ausencia: la culpa la tiene la cuarentena. Lo cierto es que me encuentro distraída en las nuevas formas de sentir y creo ser consecuente.
Es posible que sobre el colchón -no de espuma blanca- aparezca el pasado para vengarse, el presente repleto de titubeos, el futuro buchón con ansias de  precipitarse. Puede que el tiempo se transforme en un monstruo no de tres sino de dieciséis patas, dispuesto a devorar nuestra luz, dejando al descubierto rastrojos y desenterrando las pocas semillas que creímos haber germinado. Si esta declaración fuera personal, quisiera pasar mis horas de sueño en Coney Island ¿Será que por ser Estados Unidos centro de pandemia, la ciudad de la fantasía no se ha vuelto mi refugio en un momento donde los artificios caseros están permitidos? 
Trasnocho el insomnio como mejor me sale: comiendo manzanas, imaginando que me revuelco en helado de ciruela y mora. Cierro los ojos por medio segundo y antes de que llegue el amanecer, aparecés caminando, erguido, dispuesto como siempre. Verte llegar a la cama entre tanta fruta es sabernos preticor en este caos de mundo, es dejar correr el agua de mi elemento zodiacal (si me pongo en plan astral). Esto sí es sentir la vida en otro plano y perder la cuenta, ni que yo contara ¿Cuándo conté? Mi brazo derecho se volvió más fuerte, el abdomen se contrae con una naturalidad hermosa y la agilidad de mis dedos, me siento orgullosa de mis dedos -en ese afán de alcanzar al mismísimo cielo-; pero pasadas las horas reclaman piernas, hombros, boca, ojos... reclaman otro cuerpo y lo reclaman completo, lo reclaman con voz, con perfume y peso. 
Imagino un rato la escena, nos miro de lejos... sé que debo sacarte del pensamiento porque si no vuelvo empezar.

-Me ha hechizado en cuerpo y alma acaba de decir Mr. Darcy. 

Coney Island

Rosa de claras risas
que golpea siempre
un mismo jirón de luz
y a un blanco río
de trópico que duerme
va girando,
girando
en la noche
amante.

Rafael Cadenas



Jardín en marzo 2020



Comentarios

  1. Calida narrativa, entretenida, para el que le gusta escuchar historias y vivencias.
    Gracias Maria Belen

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    1. Gracias Agustín, me alegro que hayas disfrutado la lectura. Beso virtual

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