Algo sobre el amor

Le dedico esta publicación a la gente que se permite ser cursi.



    Para hablar de amor se necesita esperanza. Hace unos meses leí por ahí "El primer amor", un fragmento de inocencia en medio de un invierno confinada que se llenó de muerte. Quiero salvar al amor, me declaro miembro del equipo de Sabines. Las veces que le escribí al imposible siempre fue amarillo, y en alguna oportunidad, incluso, exclamé diciendo ¡Qué carajo! El amarillo es un color difícil, lo corroboré a los 19 cuando me enamoré de una indiferencia. Fue mi primer indiferencia, después vinieron otras. 
      Me atrevo a decir que sí lo vivo, como me sale, claro. Es bañar a una amiga, bailar con mi sobrina y teñirle el pelo a mamá, por ejemplo. Pocas veces vuelve la alegría de compartirme desnuda y amorosa, con desconfianza corro las cortinas ¿Cuándo cruce el umbral, escupirá el carozo o se quedará?
    Es difícil el sensual, claro que un día fue simple: te sentaste en la mesa con el plato de comida que preparaste e hiciste chin chin diciéndole a los ojos Feliz viernes, pienso en el poema de Antonio Gala Velasco. Pero eso ya fue, ya pasó y terminó. 

    Empecé diciendo que para hablar de amor se necesita esperanza y acá estoy. Capaz que me ligo un ¡Qué cursi! Y está bien, hoy me permito ser cursi, es necesario cada tanto, lástima que tiene mala fama.

Comentarios

  1. La cursilería como acción de desnudar el alma, es hoy por hoy el acto más grande de valentía, pero si, a nadie le gusta ver las entrañas de otro.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas populares